lunes, 26 de mayo de 2014

Tratamientos

La evolución de la esquizofrenia está condicionada por distintos factores, de los cuales destaca el entorno socio-laboral y familiar y la continuidad del tratamiento instaurado, tanto farmacológico como psicoterapéutico.
La esquizofrenia es una enfermedad de tratamiento extremadamente complejo debido a la conjunción de distintos factores que tienen gran influencia sobre su evolución, como son la propia complejidad y severidad del trastorno psicótico, y los componentes biológicos, ambientales y psicosociales.
Existen dos grupos de tratamientos antipsicóticos para la esquizofrenia:

Antipsicóticos clásicos

Destacan la clorpromazina (1952) y el haloperidol (1958). A pesar de haber supuesto una importante revolución a nivel terapéutico al permitir el tratamiento de los pacientes diagnosticados de esquizofrenia a nivel ambulatorio y no a nivel hospitalario (se pasa del internamiento al tratamiento del paciente en su casa, rodeado de su entorno familiar), su eficacia era parcial, y un 20-40% de los pacientes no muestran una adecuada respuesta al tratamiento. Además, incluso en aquellos pacientes que responden a la medicación, esta presenta una baja efectividad, casi nula, sobre la sintomatología negativa. Por otra parte, el 35% de los pacientes tratados con estos fármacos recaen cada año, pese a no abandonar la medicación. Este grupo de antipsicóticos presenta una tasa de reacciones adversas alta, de gravedad muy variable, que obliga, en un porcentaje bastante alto de los pacientes, al abandono de la medicación y su sustitución por otros medicamentos. Estas son:
·         Parkinsonismo: rigidez de los miembros y el tronco, andar característico, temblor, etc. Aparece muy frecuentemente, desapareciendo progresivamente una vez suspendida la medicación.
·         Distonía aguda: espasmos faciales y en la espalda. Suelen aparecer de forma rápida en niños y adolescentes, y desaparecer rápidamente una vez suspendido el tratamiento.
·         Acatisia: agitación motora sin componente psicológico. Tienen una incidencia alta, aunque desaparece al suspender la medicación.
·         Discinesia tardía: se manifiesta en ancianos con distonía del tronco y movimientos faciales de mascado y chupado. No desaparece al suspender la medicación.
·         Síndrome de conejo: movimiento rápido de los labios hacia delante y detrás. Baja incidencia, aparición lenta, y desaparición progresiva al suspender el tratamiento.

Antipsicóticos atípicos

Tienen mejor perfil de actividad (sintomatología negativa) y menor tasa de efectos secundarios. Además, son efectivos en pacientes refractarios (resistentes) a los antipsicóticos clásicos. Son medicamentos como clozapina, olanzapina, risperidona, quetiapina y ziprasidona. Actúan bloqueando a la vez receptores neuronales dopaminérgicos y serotoninérgicos. Las reacciones adversas principales de este grupo de antipsicóticos son la sedación y el aumento de peso. En menor medida también se ha apreciado la aparición de hipotensión ortostática (bajada de la tensión al incorporarse del estado tumbado a la verticalidad). Pertenecen a este grupo de antipsicóticos las fenotiazinas, butirofenonas, tioxantenos y ortropamidas.
Los antipsicóticos con actividad sedante intensa, principalmente las fenotiazinas, son empleadas en fases agudas de agitación del paciente.

Tratamiento psicológico de la esquizofrenia

No obstante, para tratar la esquizofrenia, el tratamiento psicológico es tan importante como el empleo de fármacos. En este tratamiento se trabaja tanto a nivel individual, como en el ámbito familiar, incidiendo sobre aquellas facetas del paciente que se encuentren deprimidas o más afectadas. Estos tratamientos se dividen en función de la fase en la que se encuentre el paciente (aguda o estable), y se suelen focalizar principalmente en los siguientes aspectos (terapia psicológica integrada):
·         Diferenciación cognitiva: se trabajan habilidades de atención y formación de conceptos verbales.
·         Percepción social: el paciente describe e interpreta el estímulo social y discute el sentido de la interacción.
·         Comunicación verbal: se adquieren habilidades de conversación.
·         Habilidades sociales.
·         Solución de problemas interpersonales y su aplicación a la vida diaria.

·         Trabajo de situaciones psicóticas, delirio-paranoicas, conductuales y terapias de cumplimiento: se entrena al paciente en la gestión y manejo de los síntomas positivos y en la prevención de recaídas.

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